miércoles, 16 de enero de 2013

VI - El peligro de "una sola historia"

En la pasada clase de Información Audiovisual Multimedia y Educación tratamos el tema de “el peligro de una sola historia”. Con ello me refiero a la imagen que los medios de comunicación nos muestran, a través de los contenidos emitidos, de otros países. Tratamos varios ejemplos, como el hecho de que África sólo se mencione de la mano de la pobreza y el hambre, que las zonas tropicales salgan únicamente cuando hay algún desastre natural, o que la zona de Oriente Medio exclusivamente se mencione mostrando imágenes de atentados y violencia.

Es precisamente este último ejemplo el que me ha hecho recordar una serie de conferencias a las que asistí a finales de año pasado que trataban de forma profunda el tema Oriente Medio-medios de comunicación. En una de ellas, protagonizada por el ministro de Autoridad Palestina, Issa Qaraqueh, se mostraba el descontento frente a los medios apelando a que su cobertura está demasiado centrada en los estallidos de violencia y que no se explican los hechos con sus causas y consecuencias reales; no se muestra la esencia del conflicto palestino-israelí. Se decía que se relaciona violencia con terrorismo y que la falta de honestidad por parte de los periodistas es enorme. A todo esto añadían el hecho de que muchos de los términos utilizados por los medios tienen un origen proisraelí impuesto por las grandes agencias, lo que nos lleva a la reflexión del enorme control que las grandes empresas de comunicación tienen sobre la información.

Las otras dos conferencias que presencié reiteraban aspectos sobre este mismo tema. Subrayaban la idea de que el desconocimiento por parte de Occidente de la situación del Mundo Árabe es total y absoluto, y que en este caso los principales causantes de esto son los medios de comunicación. Remarcaban la idea de que la información de Oriente Medio es importante; decían que el Islam ya no es solo una frontera, sino algo con lo que convivimos a diario. Afirmaban que la información es escasa, que no se profundiza y que no hay representatividad. Apelaban a la necesidad de que se conozcan las voces individuales, y añadían que para conocer y concienciarnos, el punto de arranque debe ser el de los medios de comunicación.

Y es precisamente con esta idea con la que me quedo. El poder de los medios de comunicación es abismal. La mayoría de las personas saben lo que saben gracias a los medios, y si encima la información que estos transmiten es sesgada y sobre todo parcial, es de esperar que se creen una serie de prejuicios que nada tienen que ver con la realidad. No es justo que pensemos que en el mundo Islámico sólo hayan rebeldes que ponen bombas y ejerzan la violencia sin motivo alguno, que en Filipinas lo único interesante sea que hay tifones o tormentas, o que en África sólo exista hambre y penuria. También entiendo que todo no se puede contar, pero que, al menos, lo que se cuente se haga de forma correcta y no “plantando” una información en un telediario de cualquier manera sin saber de dónde viene ni qué significa.

El hecho de contar una sola historia es un peligro, y así lo afirmaba la escritora nigeriana Chimamanda Adichie: “Mostramos a un pueblo como una sola cosa, una y otra vez, hasta que se convierte en eso”, y es que “la historia única crea estereotipos y el problema con los estereotipos no es que sean falsos, sino que son incompletos. Hacen de una sola historia la única historia”.

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